Un importante aporte para conceptualizar y disponer de una visión sistémica de los factores que inciden sobre la calidad educativa, es la investigación presentada en el XII Congreso Interuniversitario de Organización de Instituciones Educativas CIOIE – Granada, España, que lleva por título “Liderazgo educativo y su impacto en la calidad de las instituciones educativas”.
Esta investigación sostiene que existe una relación directa entre la calidad de las instituciones educativas con el ejercicio práctico del liderazgo pedagógico o educativo. Para demostrar esta relación nos propone un modelo que establece que la calidad de una institución educativa depende de la realización de unos componentes a los que denomina “identificadores” (el producto educativo, la satisfacción de los estudiantes, la satisfacción del personal y el impacto del producto educativo) y a otros a las que considera “predictores” (la metodología de la educación, la disponibilidad de recursos personales y materiales, la planificación y organización, la gestión de los recursos y el liderazgo pedagógico o educativo). Los primeros facilitan la identificación de la evidencia de calidad; los segundos, predecir la posibilidad de tal calidad.
En este modelo de calidad, el liderazgo educativo juega un papel fundamental como predictor de calidad, especialmente por la función que se le asigna: “la promoción de la potencialidad o competencias de todos los miembros de la institución educativa orientadas a lograr una educación de calidad”, dentro de un enfoque de calidad total o integral.
Según Gento (2002), los rasgos que presenta este tipo de liderazgo educativo son las siguientes:
- Dimensión carismática. Implica que el líder resulte atrayente, de modo que facilite que otras personas se sientan a gusto estando con él/ella.
- Dimensión emocional. El líder debe mostrar una actitud positiva hacia los demás (respeto, amabilidad, consideración, reconocimiento de los méritos o cualidades). Al mismo tiempo, defiende y promueve la dignidad de toda persona.
- Dimensión anticipadora. El líder posee la capacidad de ver de modo anticipado las estrategias más apropiadas y las actividades más efectivas para resolver problemas futuros o para lograr las aspiraciones deseadas.
- Dimensión profesional. Los líderes educativos han de impulsar a la institución hacia el logro de metas y objetivos educativos y tratarán de facilitar a dicha institución y a sus miembros los recursos y las estrategias precisas para lograr la más elevada calidad de la educación.
- Dimensión participativa. El líder educativo pone de manifiesto que el mejor modo de estimular a los individuos y grupos hacia una participación inteligente y colaborativo en diferentes proyectos, es animarlos a brindar su esfuerzo junto al de los demás, destacando su participación en cada una de las fases de tales proyectos, desde su propuesta inicial hasta la valoración de sus logros.
- Dimensión cultural. Los líderes promueven la consolidación de cultura o perfil específico de la institución en la que actúan. Además, muestran un compromiso para clarificar, consolidar, defender y difundir el perfil cultural de tal institución.
- Dimensión formativa. El líder atiende su propia formación y perfeccionamiento y trata de promover la formación continua de las personas sobre las que ejerce su liderazgo.
- Dimensión administrativa. Está relacionada con las rutinas puramente administrativas y el cumplimiento de actividades burocráticas. Parece conveniente que, para lograr instituciones educativas de auténtica calidad, las actividades administrativas y burocráticas se reduzcan o, al menos, se sometan a los contenidos educativos.
Referencia: Liderazgo educativo y su impacto en la calidad de las Instituciones Educativas, Samuel Gento Palacios; Ascensión Palomares Ruiz; Marina García Carmona; Raúl González Fernández. (Simposio presentado al XII Congreso Interuniversitario de Organización de Instituciones Educativas- CIOIE- Granada, España, 18-20 de diciembre de 2012).
FUENTE: Corefo en Red
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