Ayuna de juzgar a otros y descubre a Jesús que vive en ellos.
Ayuna de palabras hirientes y llénate de frases que purifican...
Ayuna de descontento y llénate de gratitud.
Ayuna de enojos y llénate de mansedumbre y paciencia.
Ayuna de pesimismo y llénate de esperanza y optimismo.
Ayuna de preocupaciones y llénate de confianza en Dios.
Ayuna de quejarte y llénate de las cosas sencillas de la vida.
Ayuna de presiones y llénate de oración.
Ayuna de tristeza y amargura y llénate de alegría el corazón.
Ayuna de egoísmos y llénate de compasión por los demás.
Ayuna de rencores y llénate de actitudes de reconciliación...
Ayuna de palabras y llénate de silencios para escuchar a otros...
Ayuna de pensamientos de debilidad y llénate de las promesas que inspiran.
Ayuna de todo lo que te separe de Jesús y llénate de todo lo que te acerque a Él...
Si todos intentamos este ayuno, lo cotidiano se irá inundando de paz, de amor, de confianza...
Autor: Felipe de Urca
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