Leñador o Jardinero
Publicado por Dra. Erlita Ojeda Zañartu el 4 de Julio de 2017 a las 8:34am
A propósito del “Día del Maestro”, quiero compartir con ustedes, maestras y maestros de todo el Perú, esta reflexión, acerca de nuestra labor docente.
LEÑADOR O JARDINERO
SOBRE LA RELACIÓN EDUCATIVA
Era un árbol, de esos que por el invierno quedó sin el verdor que solo la primavera regala… así despojado de sus hojas, parecía un hombre desprovisto cuyas ramas tendidas al cielo parecían manos y dedos extendidos en actitud de pedir algo que calmara su vaciedad y silencio.
De pronto sintió pasos cada vez más cercanos, sintió el temor del árbol añoso que conoce lo que es un leñador. Pensó en sus ramas secas por el invierno, y en la hoguera que resuelve el frío del leñador… sintió miedo, a tal punto que cerró los ojos. No había viento, pero sus ramas se movían al compás de su angustia interior.
Pero lo cierto es que al acercarse más los pasos, el árbol solo espera el primer machetazo. De pronto, oye silbar y piensa para sus adentros: ¡Un hombre que silba no puede ser malo, la canción solo brota de un alma generosa! Así que al entreabrir los ojos, descubre los ojos buenos, de mirada transparente de un hombre que luego no tarda en presentarse: ¡No tengas miedo, no soy leñador, soy un jardinero!
“Al leñador le interesa lo que se lleva”
“Al jardinero le interesa lo que deja”
Si un sistema educativo pretende ser eficaz, debe centrar su atención en el tipo de relación que el maestro establece.
Pretendo sugerir la riqueza que brinda una “relación personal”, la única que provoca un verdadero “encuentro”. La única que hace posible que maestro y alumno se integren en un vínculo rico y fuerte, sano y sanamente creador, transformador.
Es la relación que comienza por el otro, no por nuestras “obligaciones” ni por nuestras necesidades o intereses.
La relación personal, que es un verdadero encuentro de personas, revela una capacidad creciente para descubrir mejor al otro y poder ayudarlo desde la mutua comprensión y aceptación de la realidad humana.
Pues bien, esta es la relación que hace posible la educación. La única que sabe de adultez creadora, que sabe del realismo generoso: que los problemas están para ser resueltos, y no para lamentarse estérilmente, como si fuesen tarea de otros.
Desde aquí es posible hablar de “jardinero” como forma de vínculo educativo. Y no empobrecedoramente de la disciplina impuesta por el “leñador”.
Para ser maestro, necesitamos ser “jardineros”, no leñadores. Pero además, no se puede ser maestro sin tener fe en “la primavera”, ya que la primavera hará brotar aquello que fuimos capaces de “dejar”…
¡Feliz 6 de julio! ¡Y que el Señor te bendiga hoy y siempre; bendiga a tu familia y a los alumnos que te han sido confiados!
FUENTE: COREFO
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